David Lynch no es mi director favorito. Pero podría serlo, porque lo tiene todo, el muy canalla: perturbador, sugerente, profundo, mágico en la puesta en escena y original como pocos. Único. Quizás demasiado onírico para mi gusto. Y también compone, para sus películas, temas oscuros que generan una atmósfera obsesiva, ideal para acompañar sus desvariadas imágenes. Ya lo hizo por ejemplo en Mulholland Drive, y también para la elegida, Inland Empire, rara como un perro verde. E interpreta sus temas, porque la voz que escuchamos es suya en este Ghost Of Love, donde aplican todos los adjetivos anteriores. Un blues eléctrico con guitarra que cala profundo. Y engancha.
R.O.C.
Tema obsesivo y enfermizo que le da la vuelta a los sonidos clásicos del blues, retorciéndolos y respetando la tradición a mismo tiempo. Una apuesta segura.
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